Si observamos fijamente el moderno edificio, escondido en una calle oculta en las colinas sobre el centro de San Sebastián, empieza a parecer una pila de platos. ¿Coincidencia? No lo creo, teniendo en cuenta que este edificio es el Basque Culinary Center, un centro universitario y de investigación dedicado íntegramente al estudio, la investigación y la preparación de alimentos. Por sus puertas fluye una plantilla de chefs famosos, estudiantes entusiastas y profesores e investigadores competentes, que han convertido esta diminuta parcela sobre la ciudad en una meca del mundo de la alimentación.
Raíces vascas, impacto global: el Basque Culinary Center por dentro
Última actualización el 19 Sep 2025
Inaugurado en 2011, la idea detrás del Basque Culinary Center, o BCC, era simple: unir formación, investigación e innovación bajo un mismo techo para desarrollar el sector culinario, pero con un claro enfoque internacional y vinculándolo a la gestión, la ciencia y otras disciplinas.
Los resultados en poco más de una década, sin embargo, han sido de mayor alcance que aquel manifiesto inicial: a medida que tanto estudiantes como expertos atraviesan sus puertas, la vida que adquieren sus aprendizajes y proyectos posteriores repercute profundamente en sus comunidades y en la cocina vasca actual. Es una de las razones tras las bambalinas por las que el País Vasco sigue siendo uno de los centros gastronómicos más interesantes e influyentes del mundo.

Los cimientos del Basque Culinary Center
La tradición, la destreza culinaria y productos increíbles han sido la columna vertebral de la cocina vasca durante décadas. Desde la fundación del movimiento de la Nueva Cocina Vasca en los años setenta, el País Vasco se ha situado en el mapa mundial como punto de encuentro culinario. La creación del Basque Culinary Center fue el siguiente paso natural, y en 2009 la Facultad de Ciencias Gastronómicas de Mondragon Unibertsitatea, la primera en España, se combinó con un centro de investigación I+D único para convertirse en un proyecto totalmente singular que combina la excelencia académica con la innovación empresarial, todo ello promoviendo todos los aspectos de la cultura culinaria. No sólo ofrecen su apoyo constante los gobiernos de la zona y chefs locales con estrella como Juan Mari y Elena Arzak, Pedro Subijana, Martin Berasategui, Karlos Arguiñano, Eneko Atxa, Hilario Arbelaitz y Diego Guerrero; el Basque Culinary Center cuenta con un Consejo Asesor Internacional formado por los chefs más influyentes del mundo, desde Ferran Adrià a Michel Bras, pasando por Dan Barbor y René Redzepi.
Tras las puertas del Basque Culinary Center
Una de las formas más evidentes e importantes en que el Basque Culinary Center está influyendo en la cocina vasca y mundial es a través de su labor de profesionalización del sector. Al establecer la cocina como disciplina de nivel universitario, el BCC contribuye a elevar la cocina de oficio a profesión académica.
En el BCC se reúnen estudiantes de todo el mundo para cursar ofertas educativas que incluyen el grado en Gastronomía y Artes Culinarias (título universitario oficial) y el máster en Innovación y Gestión de Restaurantes. El BCC también ofrece formación continua (cursos dirigidos a todo tipo de profesionales relacionados de algún modo con la gastronomía) y, dentro del Bculinary Club, cursos para aficionados a la gastronomía. Mientras, a puerta cerrada, su Centro de Investigación e Innovación en Alimentación y Gastronomía desarrolla seis líneas de investigación: educación y hábitos alimentarios, responsabilidad social alimentaria, tendencias alimentarias, innovación en la gestión empresarial del sector, desarrollo de tecnologías asociadas y preparación, presentación y conservación de alimentos.


La influencia del Basque Culinary Center en la cocina vasca mundial
El alcance de este proyecto es bastante notable. Incluso para aquellos que nunca han pisado el edificio, el Basque Culinary Center tiene un efecto dominó que puede sentirse en todo el País Vasco y más allá.
Atraer el talento internacional
Con más de 4.360 estudiantes de más de 35 países desde su apertura, el BCC ha convertido al País Vasco en un destino global para la educación culinaria. Chefs e investigadores acuden durante todo el año para participar en actividades y clases, convirtiendo a San Sebastián en una capital culinaria internacional durante todo el año. Muchos estudiantes internacionales se han quedado en la región, abriendo sus propios restaurantes y enriqueciendo la escena culinaria local con diversas perspectivas, lo que nos lleva claramente al siguiente punto.
Creando una generación de emprendedores
Tanto si entra en un restaurante «del caserío a la mesa» de Tolosa con una estrella Michelin como en una pequeña cocina del prometedor barrio donostiarra de Gros, donde los productores prácticamente escriben el menú, comer en cualquiera de los restaurantes más nuevos de la región significa que puede estar en manos de graduados del BCC. Más de 50 graduados del Basque Culinary han abierto empresas aquí mismo, en el País Vasco, algunas de las cuales ya han alcanzado un nivel notable. Ama, en Tolosa, abierto por dos graduados, acaba de recibir su segundo sol de la Guía Repsol, además de su estrella Michelin.
Y no se trata sólo de los que abren restaurantes: el programa Culinary Action! del BCC ha apoyado a cientos de nuevas empresas alimentarias, revitalizando el panorama gastronómico de la región con nuevos conceptos. Este enfoque empresarial ha contribuido a diversificar el panorama gastronómico vasco más allá de los establecimientos tradicionales. El Laboratorio de Gastronomía Digital LABe y otras incubadoras apoyan a empresas emergentes de tecnología alimentaria, pequeños productores y nuevos restaurantes. Tener una generación a la que pasar el testigo es clave para la reputación culinaria vasca, y aquellos que salen de las puertas con un diploma en la mano están preparados para hacerlo.

Influencia mundial en la ética alimentaria
El BCC organiza eventos como el Basque Culinary World Prize (entre los ganadores anteriores figuran Leonor Espinosa, por su trabajo con las comunidades indígenas, y José Andrés, por su labor humanitaria) y Diálogos de cocina, una conferencia bienal que reúne a pensadores, chefs y científicos para explorar el papel de la alimentación en la configuración del futuro. Ambos eventos promueven la comida como herramienta para el cambio social, y a través de este tipo de eventos, el País Vasco trasciende de un mero lugar al que venir a comer bien, posicionándose más bien como líder de pensamiento en ética alimentaria y sostenibilidad.


Fomentar la innovación arraigada en la tradición
En el siglo XXI, los vascos fomentaron la innovación como uno de sus principales valores. El BCC continúa la tradición de innovación iniciada con el movimiento de la Nueva Cocina Vasca, tendiendo puentes entre la cocina tradicional y la ciencia alimentaria de vanguardia. Sus investigaciones sobre sostenibilidad, salud y transformación digital han contribuido a modernizar la cocina vasca respetando sus raíces. En la rama de investigación del BCC salen a la luz más de 80 proyectos al año, muchos de ellos a escala europea.
Preservar la cultura tradicional
La innovación consiste en mirar hacia delante y hacia atrás, y el BCC también desempeña un papel clave en la documentación y conservación del patrimonio culinario vasco, apoyando la investigación sobre recetas tradicionales, historias orales y productos locales, es decir, archivando la cocina vasca para las generaciones futuras. Programas como Mantala Basque Gastronomy reúnen a los cocineros y productores más expertos de la región para preservar los conocimientos tradicionales al tiempo que se fomenta la evolución, garantizando que el patrimonio culinario vasco siga siendo relevante para las generaciones futuras.
Impacto económico y cultural
El impacto del BCC en la escena gastronómica local va más allá de una avalancha de nuevos restaurantes. Su influencia se extiende a los sectores de la producción alimentaria, el turismo y la tecnología. Un estudio independiente demuestra que, de 2012 a 2022, el BCC generó un impacto económico de 228 millones de euros, con una contribución al PIB de casi 125 millones y un retorno a la administración pública de 39 millones. De repente, o no tan de repente, la cultura culinaria local se ha convertido en un importante motor económico.

Digiriendo la importancia del Basque Culinary Center
El impacto del BCC es visible en toda la cocina vasca, desde los restaurantes «del caserío a la mesa» hasta los escenarios de los premios mundiales. Gracias a su equilibrio entre innovación y tradición, ha contribuido a que la cocina vasca se convierta en una fuerza dinámica que equilibra una tradición muy arraigada con una innovación con visión de futuro. Al nutrir el talento global, apoyar el emprendimiento alimentario y preservar el patrimonio culinario, ha contribuido a situar al País Vasco en la vanguardia de la escena culinaria internacional. Con próximos proyectos, como el Ecosistema Abierto de Gastronomía (GOe, un centro centrado en la innovación) y el EDA (EDA Drinks & Wine Campus), el futuro parece brillante tanto para el BCC como para la escena culinaria vasca.

