El séptimo arte cuenta con la fuerza y la capacidad necesarias para transmitir historias y realidades de todo el mundo. La película de Abbas Kiarostami titulada ‘Ta´m e guilass’ (1997), que narra la historia de un hombre que quiere suicidarse, fue comprendida por un público internacional a pesar de centrarse en una zona muy concreta de Teherán. Y qué decir sobre el filme ‘20.000 especies de abejas’: aunque se desarrolle en un ámbito muy concreto, el tema central es tan poderoso que puede entenderse en el mundo entero; se trata de una historia local pero con capacidad de generar debate a nivel global. El cine vasco tiene muchas características propias, pero en las producciones de los últimos años existe una tendencia que se repite a menudo, y es que han surgido numerosos títulos relacionados con compromisos sociales tales como la maternidad, la identidad sexual, el aborto, el feminismo, la realidad del colectivo LGTBIQ+, los abusos sexuales, la migración, la pobreza, la discapacidad, etc. Son películas que se ambientan en un contexto específico, pero tratan temas universales. En el País Vasco, el cine comprometido con los debates sociales tiene cada vez más peso.
De la identidad de género a la migración: un cine comprometido con los debates sociales
30 May 2024‘El método Arrieta’ (2013, Jorge Gil Munárriz)
El eje central de esta obra es la capacidad que tiene la comunicación para transformar una realidad concreta. El documental nos presenta a Lourdes y Mentxu Arrieta, dos hermanas con una diversidad funcional que les impide comunicarse. Entre ambas han creado un lenguaje propio y especial, el método Arrieta: dibujan las letras del alfabeto mediante el movimiento del iris, para comunicarse entre ellas y relacionarse con el mundo exterior. Las emociones y los sentimientos son la columna vertebral de este documental, pero el director Jorge Gil Munárriz huye desde el principio del sentimentalismo fácil para mostrar el día a día de las dos hermanas. Además, utiliza los archivos fotográficos de Lourdes y Mentxu para alimentar la narración. La historia de las hermanas Arrieta, además de recorrer el mundo, ha servido para ayudar a otras personas que se encuentran en la misma situación y las Arrieta han impartido varias charlas sobre el tema en escuelas y colegios.
‘Mi pequeño gran samurai’ (2019, Arantza Ibarra)
Ekai Lersundi, un joven trans de 16 años nacido en Ondarroa, se suicidó en 2018 mientras luchaba con la burocracia que rodea la terapia sustitutiva hormonal: dicho acontecimiento tuvo una gran repercusión en el País Vasco. Un año después, Arantza Ibarra completó este documental sobre el joven. El cortometraje recoge los testimonios de los padres del joven, Elaxar Lersundi y Ana Martínez, así como de representantes de la asociación Naizen (asociación de familias de menores transexuales) y de diversos vecinos de la localidad.
La muerte de Lersundi trajo a colación diversos casos de jóvenes transexuales que se encuentran en la misma situación. El padre de Ekai, Elaxar Lersundi, escribió una emotiva carta de despedida para su hijo, que tuvo una gran difusión. Una mujer leyó la carta y le provocó una gran sacudida interior. Le surgió la necesidad de profundizar y comprender la realidad de les jóvenes trans y sus familias. Un día apareció en la sede de Naizen y pasó años profundizando en el tema. Ella era Estibaliz Urresola, la directora de la película ‘20.000 especies de abejas’.
‘Varados’ (2019, Helena Taberna)
Helena Taberna lleva desde 1994 haciendo cine comprometido con los debates sociales. En sus obras ha abordado cuestiones tales como la memoria histórica, la violencia de género o las consecuencias de la violencia. El documental ‘Varados’ muestra el terrible drama de las personas refugiadas de larga duración. La cineasta muestra centros de acogida, campos de refugiados y edificios ocupados en Grecia para dar voz a este colectivo. Personas que esperan la documentación necesaria para poder continuar con su vida. Este trabajo es una iniciativa de Zaporeak (en coproducción con Lamia), una asociación vasca sin ánimo de lucro que ofrece comida digna a los refugiados que llegan a Europa. En la actualidad, los campos de refugiados griegos preparan comida con el objetivo de mejorar las condiciones de vida de las personas más vulnerables atrapadas en esta situación.
‘Hijos de dios’ (2020, Ekain Irigoien)
Este documental muestra la realidad de las personas sin hogar, un tema que no se aborda con frecuencia en el mundo del documental ni del cine en general. Ekain Irigoien ha completado su obra con las historias de dos amigos que viven en las calles de Madrid. Ha seguido su día a día durante cinco años, explorando una realidad invisible a los ojos. La amistad entre estas dos personas hace de esta obra un himno a la vida, la muerte y la dignidad. Se ha utilizado un lenguaje visual muy cuidado, habitual en las ficciones, pero Irigoien ha creado un nivel sorprendente de intimidad y cercanía, trabajando sin guion, como los propios personajes, ya que quería que los hechos también fueran reales. El arte siempre ha sido útil para sacudir las conciencias, cosa que ocurre con esta cinta.
‘Cinco Lobitos’ (2022, Alauda Ruiz de Azúa)
La película de Alauda Ruiz de Azúa es una de esas obras que remueve las tripas. Centrándose en los personajes, construye un maravilloso viaje emocional que habla de la maternidad, el cuidado y la falta de comunicación familiar. Un trabajo honesto, natural, realista y emocionante. Laia Costa encarna magistralmente a Amaia, que acaba de ser madre y no sabe cómo afrontar la situación. Pero también es hija. Por lo tanto, la relación que tiene con su propia madre le resulta vital. La naturalidad que ha elegido Ruiz de Azúa para poner en escena el relato y, sobre todo, el hecho de poder viajar con unos personajes tan cercanos, hace que desde el primer momento nos adhiramos a la pantalla, y el público acompaña en todo momento a la protagonista y a su familia. Obtuvo la Biznaga de Oro a la mejor película española en el Festival de Cine de Málaga, además de tres premios Goya.
‘Suro’ ( 2022, Mikel Gurrea)
El relato está protagonizado por una pareja: Helena e Ivan (Vicky Luengo y Pol López). Dejan atrás la cómoda pero estresante vida de la ciudad para iniciar un nuevo proyecto vital en una casa en medio de un alcornocal. Sin embargo, los personajes tienen diferentes perspectivas sobre lo que supone vivir en el medio rural, y ello les permitirá reflexionar sobre su futuro como pareja. La obra gira en torno a una pareja que inicia una nueva aventura compartida, pero a medida que la historia avanza emergen sus emociones, sus inquietudes y sus puntos de vista. La película habla de la incomunicación dentro de la pareja, de la inmigración, del choque entre culturas o de la dificultad de otras formas de vida, un retrato bastante pesimista de un mundo lleno de egoísmo, racismo y clasismo. El donostiarra Mikel Gurrea combina a la perfección todas estas cuestiones. La interpretación de Vicky Luengo y Pol López es destacable, ya que visten a sus personajes con dilemas morales que conmueven al público.
‘Las buenas compañías’ (2023, Sílvia Munt)
Drama basado en hechos reales. El trabajo ha sido dirigido por la actriz y directora catalana Sílvia Munt, pero la historia surgió de un breve documental llevado a cabo por el alumnado del director vasco Jorge Gil Munárriz —el otro guionista de la película—. Se basa en la historia de las llamadas “11 de Basauri”, once mujeres de clase obrera de Basauri que vivieron un proceso penal entre 1976 y 1985, luchando por poner de manifiesto las proclamas feministas y el derecho al aborto. Este caso impulsó la ley del aborto español aprobada en 1985. Aunque la historia tiene suficiente fuerza, se ha trabajado mucho en la ambientación y en la selección de emplazamientos. Por ejemplo, el característico color verde de las paredes interiores de las viviendas de los años 70 o los cielos grises de la época. La labor actoral es extraordinaria, y el reparto cuenta con una actriz de renombre: Itziar Ituño. La película obtuvo el Premio del Jurado Joven al Mejor Largometraje de la sección oficial del Festival de Cine de Málaga y el premio del público en el Festival de Cine y Derechos Humanos de San Sebastián.
‘Bidasoa 2018-2023’ (2023, Fermin Muguruza)
Fermin Muguruza presentó este documental en el Festival de Cine de San Sebastián. Su anterior obra, ‘Black is Beltza’, puede considerarse un grito contra el racismo, mientras que ‘Bidasoa 2018-2023’ denuncia los controles racistas que Francia estableció en los pasos fronterizos con España para evitar la entrada de inmigrantes en tránsito hacia el resto de países europeos. El río Bidasoa atraviesa el País Vasco y, en la parte más próxima a su desembocadura, ejerce como frontera natural y administrativa entre Francia y España. La cinta narra el viaje que llevan a cabo las personas migrantes a Europa, recuerda a quienes perdieron la vida en el País Vasco tratando de cruzar el Bidasoa o en su periplo por alcanzar territorio francés, y denuncia las fronteras impuestas violentamente y los controles racistas. La película se completa con entrevistas y testimonios, que reúnen a personas racializadas y activistas. Para unir todas estas declaraciones Muguruza ha utilizado la metáfora del río y una protagonista llamada Amets que va en bicicleta. Es una mujer que explica su historia mientras recorre el camino junto al río. También aparecen los nombres y apellidos de los migrantes fallecidos, su imagen, la fecha de su fallecimiento y su trayectoria migratoria. Se emplean pinceladas al estilo de la animación de la película ‘Black Is Beltza’ para enriquecer la narración. Un trabajo que reivindica que el Bidasoa debería ser un puente, y que los ríos deberían unir a las personas, no matarlas.
Hablando de esta película, merece la pena destacar el ciclo de Cine Hablado que organiza el Centro Internacional de Cultura Contemporánea Tabakalera de San Sebastián. Una vez al mes invitan a directoras y directores para que hablen de sus proyectos. Aquí podéis ver cómo explicó Fermin Muguruza el proceso de trabajo de la película ‘Bidasoa 2018-2023’.
‘Nina’ (2024, Andrea Jaurrieta)
Tampoco podemos olvidar el terrible tema de los abusos sexuales. Esta obra de Andrea Jaurrieta está siendo una de las películas más destacadas de 2024, habiendo obtenido, por ejemplo, el Premio de la Crítica en el Festival de Cine de Málaga. Su protagonista principal, como una heroína del cine negro, es Patricia López Arnáiz, que representa al personaje de Nina. Regresa al pueblo en el que creció para vengarse de la persona que le arruinó la vida. Mezclando dos líneas temporales, pasado y presente, Jaurrieta habla de forma atrevida sobre abuso sexual, trauma y abuso de poder. Para ello utiliza estructuras narrativas y cinematográficas elaboradas y muy sutiles creando un moderno western feminista que se vale sin embargo de los moldes del cine clásico. Aun sirviéndose de elementos sumamente clásicos, la cinta no cae en clichés y los pasajes más importantes de la película florecen en momentos sin diálogo. Esta historia había que contarla mediante imágenes, no palabras, porque lo importante es lo que no se dice, y Jaurrieta lo ha bordado. La importancia de los paisajes y las localizaciones en los western clásicos es evidente, y aquí también ocurre lo mismo; la espectaculares localizaciones de la ría de Urdaibai, en los alrededores de Bermeo y Mundaka, otorgan a la historia una identidad visual y narrativa propia, similar a los thrillers dramáticos de los países nórdicos o Inglaterra.