Gracias al programa Euskara Munduan, impulsado por Etxepare Euskal Institutua se han formado docenas de profesores y profesoras de euskera en todo el mundo.
Tras aprender euskera desde cero, actualmente trabajan en su enseñanza: “¿Que es una lengua difícil? Para nada”.
21 Jun 2024El euskera es difícil, el euskera no es imprescindible, el euskera no sirve para nada. Siempre se repiten las mismas cantinelas, pero Begoña, Christian y David le han dado la vuelta al cliché. Dos personas latinoamericanas y un vasco que ha pasado muchos años en Valencia. Eso sí, a través de diferentes caminos. Sus experiencias y vivencias han tenido un elemento común: las tres personas han participado en el programa Euskara Munduan. Desde 2018 este programa se gestiona desde Etxepare Euskal Institutua. Entre los objetivos de esta entidad pública se encuentra “el impulso al conocimiento del euskera entre las colectividades vascas de todo el mundo”.
Kinku Zinkunegi Uzkudun es el responsable del programa Euskara Munduan. “Se creó con un objetivo principal; con la intención de garantizar la presencia del euskera en las euskal etxeak o centros vascos del mundo. Es decir, ofrecer clases de euskera a través de los centros vascos, y que cualquiera que se acerque a ellos pueda tener la oportunidad de utilizar el idioma”. Esto, en la práctica, “nos ha obligado a recorrer caminos muy diferentes” en estos últimos cinco años, ya que los puntos de partida también son muy diversos, advierte Zinkunegi. “A veces, sí tienen un profesor o una profesora euskaldun, por ejemplo en Europa, y en esos casos no tenemos que euskaldunizarlos o euskaldunizarlas. Es decir, no tenemos que enseñarles la propia lengua, como sucede en algunos casos. Con estas personas, además de ofrecerles lo último en materiales, nuestra misión principal es proporcionarles los criterios básicos para la docencia”.
La “mayoría del profesorado” de los centros vascos de Europa son personas que se han trasladado desde el País Vasco para un periodo limitado de tiempo. Esta situación “genera cierta falta de estabilidad, ya que, muchas veces, el profesor o la profesora cambia cada año, más o menos”. Pero, de la misma forma, desde el Instituto también se subraya la existencia del “otro extremo”, es decir, de centros vascos con una actividad “muy sólida y estable”, como Madrid, Barcelona, Burdeos o París. “Además, me gustaría mencionar que todos los años se realizan exámenes oficiales de HABE en Madrid y Barcelona para acreditar los niveles de euskera”, ha señalado Zinkunegi.
Alrededor de 70 centros vascos de todo el mundo ofrecen clases de euskera, coordinados por Etxepare Euskal Institutua. En total, hay casi 2000 alumnos y alumnas que estudian euskera. En el caso de Sudamérica, la formación del profesorado es “mucho más compleja”, ya que “primero tenemos que euskaldunizarlos”, explica Zinkunegi. Una vez alcanzado el nivel mínimo de euskera, organizan unas jornadas pedagógicas “para darles a conocer los materiales didácticos que ponemos a su disposición y ofrecerles una formación básica para la enseñanza”.
En Argentina la afición por el euskera es especialmente intensa. ¿Cuál es la razón? Según el responsable del programa Euskara Munduan, “un grupo de jóvenes argentinos comenzó en 1990 con el primer curso, para luego poder enseñar. Así nació Argentinan Euskaraz, la semilla de lo que más tarde se convertiría en Euskara Munduan”. En la actualidad, el principal “reto” de Etxepare Euskal Institutua es formar al profesorado de EEUU, “con la finalidad de conseguir un equipo docente sólido”. “Tenemos muchos menos profesores y profesoras que en Sudamérica”, admite Zinkunegi.
A continuación, se exponen tres casos diferentes que, tras aprender euskera desde cero, han dado el paso de pasar a enseñarlo. ¿Quién o qué les ha animado a amar el euskera y a vivir en euskera? ¿Cuál ha sido su recorrido? ¿Qué inconvenientes y qué ventajas han tenido? En este reportaje, han separado los mitos y las realidades en torno al euskera.
Christian Etxeberria (Santiago de Chile)
Datos biográficos. “Nací el 31 de mayo de 1982 en Santiago. Soy tecnólogo médico, trabajo en Medicina Nuclear, en un hospital oncológico”.
Relación con el euskera. “Llevo 12 años aprendiendo euskera. Empecé en 2012 en la Euzko Etxea de Santiago, luego en 2013 me inscribí en el programa Euskara Munduan, y así pude recibir formalmente mis clases de euskera. En 2019 aprobé el examen B1 y me tomé un descanso. En 2023 participé con otra generación en el programa Euskara Munduan para preparar el examen B2. En enero fui con el grupo al euskaltegi-barnetegi Maizpide de Lazkao para mejorar el nivel. El proceso de formación ha sido muy hermoso, un poco agotador, pero siempre bonito. A veces sentía que no podía seguir estudiando más, pero respiraba profundamente y, después, seguía con alegría”.
La historia de la abuela Echeverría. “Mi abuela fue la persona que me crió, y su apellido era Echeverría. Ella no sabía que era un apellido vasco. Mi abuela ha sido una de las mujeres más importantes de mi vida, y cuando falleció, comencé a investigar el origen del apellido Echeverría. Hasta entonces no sabía ni de la existencia del euskera, y fue una bonita sorpresa. Por lo tanto, me acerqué al euskera y después decidí aprender euskera. Me puse el apellido de mi abuela, cambié el mío y euskaldunicé el apellido Echeverría”.
Vivencias de un profesor de euskera del centro Colectividad Vasca de Chile. “Lo que más me gusta es compartir el euskera. Cada semana nos saludamos en euskera y, así, poco a poco, los alumnos y las alumnas empiezan a utilizar el euskera. Me parece muy bonito ver a mis amigos y amigas hablando euskera. Cada año participamos en la lectura del teatro Arriaga de Bilbao, una lectura colectiva en la que una amplia variedad de representantes de la sociedad vasca leen un pasaje de un libro. Es a principio de curso y en un primer momento al alumnado le cuesta mucho leer en euskera. Practican mucho y, poco a poco, mejoran su oralidad. Me gusta ver el cariño que siente el alumnado por el euskera. Del mismo modo, todos los años, en diciembre, celebramos el Día Internacional del Euskera en la Colectividad. Preparamos las actividades entre todos y todas; organizamos un concurso de pintxos. Participamos casi todas las personas en los pintxos. Lo pasamos muy bien, y ese día podemos vivir el euskera”.
Alguna recomendación para quien desee aprender euskera desde cero. “Le diría que tiene que tener paciencia. Que unas veces aprenderá muy rápido, pero que otras veces le costará más. Hoy en día, normalmente, se dan clases de euskera en los centros vascos y está muy bien para empezar. Además, hay muchos recursos en Internet. Letras de canciones. Diccionarios para móviles. Lo más importante es tener ganas”.
Dabid González (Valencia, España)
Datos biográficos. “Nací en Barakaldo en 1975 y soy técnico de trabajo social. En mi infancia, vivía en un barrio en el que el euskera apenas se escuchaba; soy de una familia no euskaldun. Después de vivir en diferentes lugares y países, hace 16 años me mudé a Valencia a vivir”.
Relación con el euskera. “Tuve un primer contacto con el euskera en el colegio, a partir de 6º de primaria, pero la verdad es que no aprendí casi nada. A los 16 años me apunté al euskaltegi de AEK, y fue allí donde descubrí el mundo del euskera. Me enamoré de él y aprendí bastante, al menos lo suficiente como para comunicarme con otras personas vascohablantes. En Valencia mi euskera quedó bastante obsoleto, y decidí acudir a las clases que daban en el centro vasco Laurak Bat. Antes de ser padre quería tener un buen nivel lingüístico para poder hablar en euskera con mis peques, y que aprendieran como es debido”.
El impulso de Germán. “En aquella época el nivel de los grupos era muy bajo, y yo me matriculé en el grupo que se estaba preparando para el nivel B1. En esos años cada vez se apuntaba más gente, y un profesor de Lekeitio, Germán, me convenció para empezar a dar clases en grupos de nivel inicial que empezaban de cero. Esa fue mi primera experiencia enseñando euskera”.
Vivencias de un autodidacta. “Mi formación fue, por un lado, autodidacta, y por otro participé en la formación para el profesorado que se organizaba anualmente dentro del programa Euskara Munduan. Allí empecé a profundizar en las técnicas de enseñanza. Didáctica, preparación, creación y uso de materiales, etc. También he aprendido mucho compartiendo experiencias con otros profesores y otras profesoras de otros centros vascos. Llevo 11 años dando clases e intento mejorar como profesor. Actualmente estoy dando clase a un grupo mixto de nivel B1 y nivel B2 en la euskal etxea de Valencia”.
Euskal Herria meets Valencia. “Un gran porcentaje del alumnado es de Valencia, catalanohablantes, que por una razón u otra aprecian el euskera y lo hacen suyo. Gracias a nuestro alumnado y a las personas socias vascas, hemos creado un pequeño arnasgune o nicho vital del euskera junto al Mediterráneo. Una de las cosas más bonitas que le puede pasar a un pueblo es que pueda seguir viviendo en su lengua. De ahí la necesidad de un País Vasco y una diáspora euskaldun. En nuestro caso, sin olvidar la importancia del valenciano”.
Alguna recomendación para quien quiera aprender euskera desde cero. “Es un esfuerzo que merece la pena. Poco a poco, sin precipitaciones, e ignorando el falso mito de que es una lengua muy difícil. Diferente sí, muy diferente, pero difícil, para nada”.
Begoña Muñiz (Buenos Aires, Argentina)
Datos biográficos. Nació en la ciudad que se conoce con el nombre de Lomas (Lomas de Zamora), en la región del Gran Buenos Aires, en 1976. Begoña Muñiz Etchevers tiene 48 años y es traductora y profesora.
Relación con el euskera. “Desde pequeña quise aprender euskera. Cuando oía hablar a mi abuela en euskera quería saber qué decía, y tenía mucha curiosidad. Cuando aprendí a escribir en la escuela, con 6 años, empecé a intentar escribir poco a poco en euskera las letras de las canciones y aquello que escuchaba. Pero sin entender nada, claro. En 1990, empezaron a dar clases de euskera en mi centro vasco, y me apunté enseguida. Desde entonces no he parado”.
1992, Argentinan Euskaraz. “Tuve mi primera experiencia en una estancia intensiva –barnetegi- en el año 1992 en el pueblo de Tandil, en Argentina. En aquella época el programa se llamaba Argentinan Euskaraz, y más tarde se amplió a Euskara Munduan. En mi caso, el proceso de formación fue muy enriquecedor, a la vez que difícil. No es lo mismo aprender euskera que enseñarlo; esto último es mucho más difícil. Además yo era muy joven, y tenía que enseñar todo lo que aprendía con 16 años. Tenía sentimientos muy diversos; por un lado, unas ganas y una alegría inmensas, y por otro, vergüenza, miedo e inseguridad. Pero seguí adelante y aprendí trabajando”.
Experiencia positiva de los barnetegis. “Lo pasábamos genial, organizábamos excursiones y actividades especiales, y así pasábamos nuestras vacaciones de verano y de invierno en euskera. En 1997 fuimos al barnetegi Maizpide de Lazkao, y convivíamos con las familias en sus casas; así, tuvimos la oportunidad de conocer el ambiente y la vida del pueblo desde dentro”.
Lectora de la Universidad de La Plata, con el euskera bien adentro. “En la universidad he empezado este año. Enseño en el colegio, en la universidad y online. No me aburro. A decir verdad, cuando empecé a aprender euskera no imaginaba, de ninguna manera, que iba a tener tanto trabajo ligado al euskera. En el colegio Euskal Echea [la única escuela fuera del País Vasco donde el euskera es curricular] enseñamos el euskera y la cultura vasca en conjunto, a partir del aula de 5 años”.
Alguna recomendación para quien desee aprender euskera desde cero. “Le diría que se lo tome con paciencia y que empiece a aprender euskera, tanto para ver la televisión como para escuchar los programas de radio. Porque eso ayuda mucho. También le diría que es muy importante divertirse en el aprendizaje. Si se hace con cariño, se aprende más fácilmente y se abren numerosas puertas. En mi caso el euskera me ha dado muchas amistades, y es mi actual actividad profesional”.