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Kirmen Uribe y los rascacielos forjados con libros

Escrito por Oier Aranzabal 09 May 2022
Kirmen Uribe en su apartamento de Nueva York. Foto: Oier Aranzabal
Kirmen Uribe en su apartamento de Nueva York. Foto: Oier Aranzabal

Nueva York es un rompecabezas indescifrable formado por fragmentos del mundo. Los emigrantes levantaron los rascacielos que acarician las nubes y construyeron ese imaginario que después se ha hecho tan célebre. Los emigrantes han escrito la historia de la ciudad y desde 2018 hasta hoy Kirmen Uribe (Ondarroa, 1970), uno de los escritores vascos contemporáneos más notables, se ha convertido también en parte de ese mosaico de identidades, lenguas y culturas.

En un lateral de Central Park se halla el domicilio de Philip Roth, un imponente inmueble de piedra roja que fue construido hacia 1910 y que mira sin ninguna envidia al desmesurado Midtown. Muy cerca se ubica el famoso Museo de Historia Natural, cuya zona trasera solía frecuentar el escritor, ya fuera para pensar o pasear ideas. Y allí –qué cosas– se alza un obelisco que muestra tallados los nombres de todos los premiados con el Nobel. “Philip Roth nunca recibió un premio Nobel. Es una de esas grandes injusticias”, explica Kirmen Uribe, camino de su casa, mientras atravesamos el lugar. El escritor vasco se mudó al número contiguo al de Roth justo en el año de su muerte, en 2018. Fue una década después de ser galardonado con el Premio Nacional de Narrativa de España por su novela ‘Bilbao New York Bilbao’ (Elkar, 2008), prueba de que vive ligado a la gran ciudad desde hace años.

Nueva York ha recobrado los colores, olores y ruidos hurtados por la pandemia. La gente circula por las venas de la metrópoli desde las primeras horas del alba hasta bien entrada la medianoche. En el momento de nuestra visita, Uribe acaba de publicar en la editorial Seix Barral ‘La vida anterior de los delfines’, la traducción al castellano de su novela ´Izurdeen aurreko bizitza´ (Susa, 2021). El escritor encontró la excusa perfecta para venir a Nueva York gracias a una beca para crear un libro sobre la sufragista y pacifista Rosika Schwimmer.

“En la Biblioteca de Nueva York hay cajas que albergan vidas. No sólo contienen libros, sino también cartas, fotos, diarios... Una de esas cajas, la número 176, es la de Schwimmer"

Schwimmer también era inmigrante. El anhelo de una vida mejor la acercó a estos lares. Uribe, en cambio, dio el paso para crecer como escritor: “A mí me trajo aquí el deseo de aprender o de mejorar, pero nunca pensamos que la estancia se prolongaría durante más de un año. Yo le pido mucho a la vida. Quería aprender cosas, venir aquí y vivir en una ciudad. Experimentar el modo en que se viven aquí la literatura y el arte. Venir y ponerme en tensión”. Y por fin, cuatro años después, Uribe dice ser consciente de lo más difícil: entender la dimensión de la urbe. El escritor se ha hecho al modo de vida de la ciudad y, además de trabajar en su obra, imparte clases de literatura en la Universidad de Nueva York. “Hasta ahora no nos percatábamos de cómo son las relaciones. La gente de aquí se ayuda mucho mutuamente, pero no ves a tus amigos todas las semanas como en el País Vasco. ¡Aquí no! Aquí a los amigos les ves una vez cada tres meses o cuatro, pero los tienes disponibles en cualquier momento”.

Tras cruzar el umbral de su casa un amplio salón nos da la bienvenida. En una esquina se encuentra la cocina y detrás, una ventana ilumina toda la estancia. A la derecha descansa un piano. “Uno de mis momentos favoritos es cuando Nerea toca el piano y yo estoy leyendo. Son instantes de paz. Aquí la gente encuentra refugio en casa”, explica el escritor. En este salón da esquinazo al frenesí de la ciudad, y en la mesa que lo preside escribe muchas de las líneas que formarán parte de una futura novela. “Escribo aquí, sí, pero prefiero ir a la biblioteca y mezclarme con sus gentes”, confiesa Uribe.

Los libros como cimiento

Kirmen Uribe conoce la Biblioteca Pública de Nueva York tan bien como su casa. No tiene columnas, las estanterías de acero soportan el peso del edificio ubicado en la Quinta Avenida. “Los libros sostienen el templo. Porque aquí las bibliotecas son como templos, templos de la cultura. Qué importancia se les da aquí a los libros. En el País Vasco no hay nada comparable”. El escritor pasó muchas horas en este lugar en busca de la documentación necesaria para escribir ‘La vida anterior de los delfines’. El suyo fue un ejercicio de espeleología tras las huellas de la vida de Rosika Schwimmer.

 “En la Biblioteca de Nueva York hay cajas que albergan vidas. No sólo contienen libros, sino también cartas, fotos, diarios... Una de esas cajas, la número 176, es la de Schwimmer, y yo tuve la oportunidad de abrirla con el tremendo riesgo que ello conllevaba”, explica Uribe, que concibió la escritura de este libro como un experimento que consistió en abrir la caja de Schwimmer y ver cómo eso le afectaba a él y a quienes le rodean. “Fue un experimento incluso físico. Y eso hice. Descubrí una vida y la recogí del modo más humano posible. Después, eso me llevó a pensar en mi infancia y en mi pueblo natal”, añade.

Como se relata en el libro, el migrante vive en el futuro, quiere hacerse a la ciudad y construir una casa: “Igual que los animales”. Pero el pasado hunde sus fauces en el futuro y siempre gana. “El pasado está ahí, siempre llega a la playa. Al principio quieres vivir en el futuro, sí, pero al final, los orígenes terminan ocupando el peso que les corresponde. En Nueva York he aprendido a llevarme bien con mi propio pasado”.

Por el momento, Uribe no tiene previsto regresar a casa. Sigue siendo amante de las lamias (figuras mitológicas vascas) al otro lado del Atlántico y vive en el futuro. A un par de manzanas del lugar donde John Lennon fue abatido a tiros. A cinco minutos a pie de la pared que vio nacer un graffiti de Banksy. Todas las mañanas toma café tras repetir el itinerario que diariamente recorría Philip Roth. En Nueva York, ese indescifrable rompecabezas formado por fragmentos del mundo.

Kirmen Uribe
Foto: Oier Aranzabal
Kirmen Uribe
Foto: Oier Aranzabal
Kirmen Uribe
Foto: Oier Aranzabal

BIO

Kirmen Uribe nació en Ondarroa (País Vasco) en el seno de una familia de pescadores. Estudió Filología Vasca en Vitoria-Gasteiz y posteriormente realizó el postgrado de Literatura Comparada en la misma ciudad y en Trento (Italia). Tiene dos poemarios: ‘Mientras tanto dame la mano´ (2001, Premio de la Crítica) y ‘17 segundos’ (2019). Ha escrito cuatro novelas: ‘Bilbao-New York-Bilbao (2008, Premio Nacional de Narrativa de España y Premio de la Crítica), ‘Lo que mueve el mundo’ (2012), ‘La hora de despertarnos juntos’ (2016, 111 Akademia Saria y Premio de la Crítica) y ‘La vida anterior de los delfines’ (2021). Traducido a varios idiomas, sus libros han sido publicados por importantes editoriales de todo el mundo como Gallimard (Francia), Hakusuisha (Japón) o Coffee House Press (Estados Unidos). Sus trabajos han aparecido en revistas como The New Yorker o The Paris Review. En 2017 fue seleccionado para el Programa Internacional de Escritores de Iowa (IWP) y en 2018 la Biblioteca Pública de Nueva York le concedió una beca de escritura. Desde entonces vive en Nueva York y escribe un podcast semanal para Berria, el único periódico que se edita en euskera.

Oier Aranzabal es periodista. Es cofundador de la productora de podcasat ULU Media y es autor del podcast de entrevistas Barruan Gaude. Ha colaborado en medios de comunicación como Berria, Argia, Noticias de Gipuzkoa o ZuZeu, entre otros.

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